En el nombre del pueblo
En el nombre del Pueblo
07 / 05 / 2018

¿Qué tanto nos manipulan en Colombia a través de las redes sociales?


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
07 / 05 / 2018
En el nombre del pueblo
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Las redes sociales se han convertido en una herramienta ciudadana para ejercer una mayor participación política y en un centro de acopio de información, pero también se han convertido en instrumentos de manipulación de actores políticos. Ante esta situación vale la pena preguntarse, ¿qué tan vulnerable es Colombia ante este fenómeno?

 

En el nombre del pueblo 
Lunes 6 a viernes 10 de mayo, 7:30 p. m.

Mario Riorda, documentalista, académico, docente, politólogo e investigador argentino encontró que una de las similitudes entre la comunicación política de América Latina es la relevancia que han adoptado las redes sociales y su influencia en la opinión pública, elemento que bien puede definir el futuro de un país. Riorda, en la serie documental En el nombre del pueblo, que se transmite por Señal Colombia, notó que en las redes sociales se han sentado las raíces de movimientos multitudinarios como el del rechazo contra la violencia contra la mujer pero, así como se presta para reivindicar derechos de los ciudadanos, también se pueden utilizar para manipular a las masas, desviar la atención hacia temas de menor relevancia o favorecer una u otra corriente política que busca llegar al poder del Gobierno.

En Colombia, según cifras de la compañía analista de comportamiento en internet We Social, al menos el 63% de toda la población, unos 31 millones de ciudadanos tienen acceso a internet. Según dicha compañía, la misma cantidad de usuarios de internet son usuarios activos de redes sociales y, en otras palabras, todo aquel que en Colombia tiene acceso a este servicio también hace parte de al menos una red social. De la misma forma, de esos 31 millones de colombianos que identificó la compañía, al menos 29 millones son usuarios activos de redes sociales en sus teléfonos celulares, al punto que a corte de enero de 2018, en el top 10 de páginas más visitadas por los colombianos se ubicaron las redes sociales Facebook, Twitter y la red de comunicación Whatssap, redes claves en la participación política colombiana.

Estas tres se ubican a la par con gigantes como el buscador Google, pues mientras en un mes en Colombia la página más visitada es Google con casi 253 millones de visitas mensuales, Facebook registra poco menos de 149 millones, whatssap cerca de 33 millones de visitas, y Twitter se rozó los 17 de millones de entradas de usuarios en el país. Cada una de estas redes compite con servicios de streaming como el mismísimo Youtube, Wikipedia o Yahoo.

Estas cifras no pueden pasar desapercibidas, pues el alcance de usuarios que tienen en Colombia superan en número a la cantidad de votantes regulares que participan en la democracia colombiana: vale la pena recordar que en los registros de las últimas elecciones, a pesar de que el caudal electoral ha aumentado, el abstencionismo rara vez baja el 50%, según reportó el diario el Espectador después de las legislativas de 2018 realizadas en marzo.

Esto quiere decir que las redes llegan a más personas de las que salen a votar incluso para elecciones presidenciales, por lo que quien tenga mayor impacto esas plataformas tendrá más posibilidades de influir en la opinión pública y, por extensión, en los resultados democráticos colombianos.

Este panorama, explicó Germán Medina a Señal Colombia, puede verse un poco más crudo de lo que realmente es, pero no es un tema que deba perderse de vista. Medina, miembro de Germán Medina Asociados, una compañía que ha hecho acompañamiento de marketing político en más de 400 campañas, aseguró que aunque sobresalir en las redes sociales tiene mucho peso en los puntos de favorabilidad de voto, el medio que continúa reinando es la televisión.

“Las redes sociales puede aumentar unos puntos en la intención de votar, pero los medios tradicionales, sobre todo la televisión, siguen siendo los medios más importantes sobre los cuales la gente toma sus decisiones, se informa del acontecer. Las redes sociales son más un lugar del desahogo del elector o del futuro elector, pero en las que hay mucha información y entre esa data mucha información falsa que termina desvirtuando lo que el usuario quiere o entiende sobre la política. Sin embargo, la tendencia es que cada día más, con Facebook, por ejemplo, la gente va a terminar escogiendo estos medios digitales como principal fuente de información para sus decisiones”, afirmó el experto en marketing político.

Colombia, sin embargo, al menos en cifras denota que los algunos líderes políticos se han enfocado desde hace casi una década en fortalecer su presencia en redes sociales, alcanzando en algunos casos números cercanos de seguidores a los de los principales medios de comunicación, y en otros casi la tercera parte de personajes como el papa Francisco, el máximo líder de la iglesia Católica. Este interés, lejos de tener intenciones puramente electorales, se ha enfocado en adquirir reconocimiento en redes y en acumular seguidores para fortalecer su influencia en sus seguidores y en los medios de comunicación, quienes en búsqueda de la inmediatez de noticias propia de la comunicación digital muchas veces se encargan de replicar y hacer nuevos contenidos a partir de trinos de dichos personajes de la vida pública.

“Muchas veces la resonancia que tienen las opiniones de personajes de la vida pública con muchos seguidores no se debe tanto a su número elevado de personas a las que llegan los trinos, sino a que los mismos medios de comunicación tradicionales los replican”, concluyó Medina.

 

De acuerdo con un sondeo realizado por este medio, solamente Argentina, Brasil, México y Ecuador cuentan con líderes políticos que alcanzan las cifras en Twitter de personajes políticos colombianos: Mauricio Macri, el presidente de Argentina (que abrió su cuenta desde 2009) cuenta con 4,77 millones de seguidores, mientras que la expresidenta Cristina Kirchner suma 5,38 millones de usuarios de Twitter que siguen de cerca su opinión. Kirchner está en Twitter desde 2010. En Brasil, la expresidenta Dilma Rousseff se unió a esa red social en 2010 y a corte del pasado 4 de mayo alcanzaba 6,17 millones de seguidores, muy lejos de otros sonados brasileños como el presidente Michel Temer, que tiene cerca de 1 millón o Lula da Silva que cuenta con menos de 400.000 seguidores. El presidente de México, Enrique Peña Nieto supera todas las expectativas, pues llega a los casi 8 millones de seguidores, mientras que el expresidente de Ecuador Rafael Correa suma cerca de 3,5 millones de usuarios de Twitter que le siguen. Nicolás Maduro, por otro lado, roza los 3,4 millones de seguidores en esa red social, mientras que el expresidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski no supera los 1,6 millones de seguidores, y Evo Morales, el primer mandatario de Bolivia no llega a 367.000 seguidores.

Sebastián Piñera, presidente de Chile y que tiene cifras de cubrimiento de internet superiores a las colombianas no llega a los 3 millones de seguidores en Twitter.

En Colombia, sin embargo, el presidente y premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos ostenta 5,36 millones de seguidores, seguido del expresidente Álvaro Uribe Vélez, que alcanza 5,17 millones y de Gustavo Petro que en Twitter tiene un poco más de 3 millones de personas que siguen de cerca su opinión en esta red social. Los números de los personajes políticos colombianos en esta red social apenas son comparables con los de medios de comunicación como el diario El Tiempo, que llega a 6,4 millones de seguidores o Noticias RCN que suma casi 7,5 millones de usuarios de Twitter que siguen el perfil de ese medio. En todos los casos, salvo en los de El Tiempo y RCN que fueron primero, los perfiles fueron creados desde 2009, casi 10 años atrás. Vale la pena recordar, en todo caso, que el papa Francisco, tal vez uno de los líderes religiosos más mediáticos de esta década en todo el mundo tiene en Twitter 16,7 millones de seguidores, tan solo tres veces más que el presidente Santos y el expresidente Uribe.

Pero ese poder de influenciar no solo depende de la participación de los personajes en las redes sociales, sino también de estrategias poco transparentes como el uso de seguidores falsos que inflan las cifras de cada uno y, además, del uso de bots para difundir la opinión consignada en los trinos a partir de esos mismos perfiles falsos, que generan redes de impacto aún más amplias siguiendo a miles de usuarios reales con otros miles de usuarios reales. De esa forma, su voz en la red crece de forma exponencial, sin importar si sus afirmaciones son ciertas o no.

Según información proporcionada por Loor y Adalid, empresas expertas en reputación de marca y seguridad informática, en varios casos cerca del 30% de los seguidores de cuentas en twitter de personajes de la vida pública colombiana son perfiles falsos creados y administrados por bots diseñados para inflar el impacto de dichos personajes, lo que podría alterar altera la percepción de los usuarios frente a temas electorales o frente a cualquier asunto de importancia para el país y sus ciudadanos.

De acuerdo con un sondeo realizado por este medio, solamente Argentina, Brasil, México y Ecuador cuentan con líderes políticos que alcanzan las cifras en Twitter de personajes políticos colombianos: Mauricio Macri, el presidente de Argentina (que abrió su cuenta desde 2009) cuenta con 4,77 millones de seguidores, mientras que la expresidenta Cristina Kirchner suma 5,38 millones de usuarios de Twitter que siguen de cerca su opinión. Kirchner está en Twitter desde 2010. En Brasil, la expresidenta Dilma Rousseff se unió a esa red social en 2010 y a corte del pasado 4 de mayo alcanzaba 6,17 millones de seguidores, muy lejos de otros sonados brasileños como el presidente Michel Temer, que tiene cerca de 1 millón o Lula da Silva que cuenta con menos de 400.000 seguidores. El presidente de México, Enrique Peña Nieto supera todas las expectativas, pues llega a los casi 8 millones de seguidores, mientras que el expresidente de Ecuador Rafael Correa suma cerca de 3,5 millones de usuarios de Twitter que le siguen. Nicolás Maduro, por otro lado, roza los 3,4 millones de seguidores en esa red social, mientras que el expresidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski no supera los 1,6 millones de seguidores, y Evo Morales, el primer mandatario de Bolivia no llega a 367.000 seguidores.

Sebastián Piñera, presidente de Chile y que tiene cifras de cubrimiento de internet superiores a las colombianas no llega a los 3 millones de seguidores en Twitter.

En Colombia, sin embargo, el presidente y premio Nobel de Paz Juan Manuel Santos ostenta 5,36 millones de seguidores, seguido del expresidente Álvaro Uribe Vélez, que alcanza 5,17 millones y de Gustavo Petro que en Twitter tiene un poco más de 3 millones de personas que siguen de cerca su opinión en esta red social. Los números de los personajes políticos colombianos en esta red social apenas son comparables con los de medios de comunicación como el diario El Tiempo, que llega a 6,4 millones de seguidores o Noticias RCN que suma casi 7,5 millones de usuarios de Twitter que siguen el perfil de ese medio. En todos los casos, salvo en los de El Tiempo y RCN que fueron primero, los perfiles fueron creados desde 2009, casi 10 años atrás. Vale la pena recordar, en todo caso, que el papa Francisco, tal vez uno de los líderes religiosos más mediáticos de esta década en todo el mundo tiene en Twitter 16,7 millones de seguidores, tan solo tres veces más que el presidente Santos y el expresidente Uribe.

Pero ese poder de influenciar no solo depende de la participación de los personajes en las redes sociales, sino también de estrategias poco transparentes como el uso de seguidores falsos que inflan las cifras de cada uno y, además, del uso de bots para difundir la opinión consignada en los trinos a partir de esos mismos perfiles falsos, que generan redes de impacto aún más amplias siguiendo a miles de usuarios reales con otros miles de usuarios reales. De esa forma, su voz en la red crece de forma exponencial, sin importar si sus afirmaciones son ciertas o no.

Según información proporcionada por Loor y Adalid, empresas expertas en reputación de marca y seguridad informática, en varios casos cerca del 30% de los seguidores de cuentas en twitter de personajes de la vida pública colombiana son perfiles falsos creados y administrados por bots diseñados para inflar el impacto de dichos personajes, lo que podría alterar altera la percepción de los usuarios frente a temas electorales o frente a cualquier asunto de importancia para el país y sus ciudadanos.

De esa manera, no solo se puede pensar que existe algún grado de manipulación de los ciudadanos desde las redes sociales, sino que además, la información falsa en muchas ocasiones es replicada desde las cuentas de estos personajes y medios de comunicación: no puede dejarse en el olvido un ejemplo de 2014, cuando en el mundial Brasil 2014 el medio campista de Costa de Marfil Serey Die estalló en llanto previo al partido con la selección Colombia.

Al final del encuentro mundialista comenzó a circular un rumor que le atribuía el llanto de Serey a la muerte de su padre dos horas antes. Desde ese momento, el marfileño se volvió “trending topic” nacional en Twitter y no se hicieron esperar los mensajes de apoyo con el hashtag #FuerzaSerey. Medios como El Espectador, El Tiempo, entre otros, replicaron la información que circulaba por redes sociales. Pero la noticia, ya retrasmitida por los medios nacionales resultó ser falsa, y Serey en su cuenta de Instagram rectificó: “quería decir que es falso todo lo que se dice sobre la muerte de mi padre porque él murió en 2004. Fueron sólo las emociones de orgullo de ser de Costa de Marfil y de servir a mi país que me han hecho llorar porque pensé que este partido serviría para afianzarnos en el grupo”.

Frente a este tema, expertos en lectura y pensamiento crítico explicaron que no solo es un tema de con qué facilidad llega la información a los ciudadanos a través de redes sociales, sino también que los usuarios de las redes se esfuerzan muy poco por averiguar si lo que llega a sus teléfonos celulares son mentiras o si el criterio de juicio de sus personajes políticos preferidos tiene sustento, sino que creen por creer y replican por replicar. De esta manera, el problema no solo es de las redes sociales, los medios de comunicación y el uso poco ético de los personajes políticos, sino también de las audiencias, a las que desde casa y en las instituciones educativas se les debería entrenar para hacer mejor uso de la información que reciben.

“En los últimos años, quienes han estudiado la lectura crítica a fondo dicen que la mayoría de lectores no pasa de los niveles literales (pensadores planos), que algunos alcanzan niveles intertextuales (pensadores asociativos) pero que muy pocos logran los niveles transaccionales (pensadores creativos y críticos). En el fondo de esto, sin duda, se encuentra una de las razones por las que no pensamos críticamente: tampoco leemos críticamente” afirma Ruth Milena Páez Martínez, docente de la Universidad de La Salle.

Páez agregó: “desde una perspectiva educativa, que nunca pierde la esperanza en lo posible y mejorable de su gente, creemos que sí se puede ayudar a pensar críticamente en la familia y en la escuela pues, entre otras cosas, el pensamiento crítico es una construcción alcanzable y deseable a través de procesos sociales, culturales, pedagógicos y didácticos”.