Pepe Mujica en el documental "Frágil Equilibrio"
El expresidente de Uruguay en el documental Frágil Equilibrio
11 / 05 / 2018

Así vivimos la esclavitud moderna


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
11 / 05 / 2018
Pepe Mujica en el documental "Frágil Equilibrio"
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El documental Frágil Equilibrio, conducido por Pepe Mujica, es una exploración por la fragilidad de la humanidad que parece en riesgo debido a diferentes fenómenos sociales. Así nace la pregunta, ¿somos esclavos modernos?

Aunque la esclavitud, el trabajo forzoso y sin remuneración acabó legalmente en Colombia, oficialmente, el 21 de mayo de 1851 durante la presidencia de José Hilario López, y cuyas designaciones legales quedaron consignadas en la Ley de Manumisión, la Walk Free Fundation, una organización que quiere terminar con este fenómeno, anunció en 2016 que al menos 300.000 ciudadanos colombianos comparten esa condición, así sea en una "forma moderna".

Frágil equilibrio
Jueves 23 y martes 28 de mayo, 7:30 p.m.

 

 

El panorama de la esclavitud moderna

En la actualidad, entidades como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hablan de la ‘esclavitud moderna’ para denominar una situación de explotación a la que una persona no puede negarse debido a amenazas, violencia, coerción, abuso de poder o engaño, y asegura que de los 7,4 billones que aproximadamente vivían en el planeta en 2016, al menos 40,3 millones de personas fueron sometidas ese año a condiciones de esclavitud moderna. Según los cálculos de la OIT, hay en el mundo cerca de 5,4 personas por cada 1.000 en estas condiciones.

De los 24,9 millones de personas atrapadas en el trabajo forzoso, 16 millones son explotadas en el sector privado, por ejemplo, en el trabajo doméstico, la industria de la construcción o la agricultura; 4,8 millones de personas son víctimas de la explotación sexual forzosa; y 4 millones de personas se encuentran en situación de trabajo forzoso impuesto por el Estado” resalta la OIT (ver informe aquí).

Las cifras, aunque preocupantes, hablan de las precarias condiciones laborales que tienen que sortear millones de seres humanos en el mundo, pero ignora una acepción menos cruda pero también ampliamente extendida de la esclavitud moderna: la competencia por el éxito y la supervivencia.

 

Aunque la misma organización del trabajo señala que el índice de ocupación es cada vez más positivo a nivel mundial, la postmodernidad ha llegado con algo que va más allá de la simple ocupación laboral para llevar el sustento al hogar, algo indiscutible que ha funcionado desde que la humanidad se organizó como sociedad (incluso a título de esclavitud), sino que ha generado la sensación de que el éxito y la realización personal van mucho más allá de la satisfacción personal y la búsqueda de la felicidad.

Da la impresión cada vez más que la realización personal lejos de estar relacionada con la felicidad se asemeja más al auto-sometimiento a la competencia con el fin de asegurarse los beneficios del éxito.

 

¿Cómo saber si somos esclavos modernos?

Postulados como el que se plantea en el documental Frágil Equilibrio plantean preguntas relacionadas con la verdadera, o verdadera a medias, necesidad de dicho autosometimiento: ¿Cuántas horas trabaja una persona al día? ¿Al terminar el horario laboral, continúa trabajando en casa sin remuneración? ¿Tiene conversaciones con superiores o compañeros de trabajo -sobre la actividad laboral- fuera del horario remunerado en sus redes sociales y medios de comunicación personal? ¿Además de trabajar, estudia y se mantiene en constante actualización de conocimientos, en buena parte de su tiempo libre, para ser más competente en el trabajo?

¿En qué momento disfruta los frutos de su trabajo? ¿Cuánto del tiempo total de las 24 horas del día las dedica a trabajar, incluso por fuera del horario laboral? ¿Recibe remuneración por ese tiempo extra invertido o, como podría esperarse en casos de actualizaciones profesionales, paga por ese tiempo adicional? O en otras palabras ¿paga dinero del que recibe por su trabajo para hacerse más competente en él y, además, trabaja gratis fuera del horario laboral para hacerse más competente?

Todos estos comportamientos, impulsados por la idea de la competencia, por la búsqueda de la escala laboral y de entrar en espacios cada vez más exclusivos o mejor remunerados bien podrían ser considerados parte de la esclavitud moderna pues, para lograrlo es una condición sine qua non prestarse a dicha dinámica, pero con la desventaja que entregarse a ella no asegura el ascenso, ni la promoción y mucho menos una mejor remuneración salarial. Por el contrario, las personas invierten de sus ganancias en la competencia, muchas veces sin los resultados esperados y sí con consecuencias como trastornos mentales o daños en la salud producto del estrés, la falta de sueño, que se reduce a mucho menos de las 7 horas que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De acuerdo con el Observatorio Nacional de Salud Mental en Colombia (2017), en la población colombiana de 18 a 44 años de edad la prevalencia de cualquier trastorno mental en 2016 fue de 4%, y esta frecuencia aumenta en las personas que tienen dos o más enfermedades crónicas. De la misma forma, los trastornos afectivos se encuentran más frecuentes en este grupo, con un 2,4%; y la prevalencia de cualquier trastorno depresivo es de 2,4%, así como la de ansiedad de 2,7%, y señala el reporte, respecto a la conducta suicida en los adolescentes se observó que el 6,6% tiene ideación suicida, mientras que en los adultos mayores de 18 años se evidencia que el 7,4% la ha tenido.

Esto quiere decir que de la población adulta joven del país, casi una persona de cada diez tiene conducta suicida, y cerca de una cada 20 sufre de algún trastorno mental como ansiedad o trastornos afectivos.

 

Esta situación, aunque no tiene una relación probada explícita, podría relacionarse al autosometimiento en tanto uno de los pilares del bienestar social es la seguridad laboral y, como las aspiraciones como viajar, adquirir casa o medio de transporte o incluso vestirnos a nuestros gustos requiere cada vez más capacidad adquisitiva, lo que impulsa a un espiral de la búsqueda de la felicidad a partir de la competencia como el motor de consumo de objetos y experiencias que aparentemente hacen felices a los individuos.

Al respecto, el sicólogo, coach financiero y personal, Néstor Orlando Dionisio, aseguró que esta es una de las trampas más recurrentes en el éxito de los ejecutivos y personas exitosas, pues se confunde el exceso de trabajo injustificado con las posibilidades de conseguir mejores posiciones o destacar entre la competencia.

 

“Es importante buscar un equilibrio entre los aspectos de la vida laboral y todos los demás. Los consejeros recomendamos balancear los aspectos de cuatro campos fundamentales: el aspecto laboral, social, familiar, y espiritual. Al unísono de nuestro trabajo debe prestarse atención a la familia y las amistades, pues ellos también son motores para crecer profesionalmente, por ejemplo a través de las experiencias en sociedad también se enriquecen las personas y se puede ascender en una compañía con más facilidad porque se tiene un espectro alrededor que lo oxigenan con nuevas ideas”, afirmó Dionisio.

Dionisio agregó: “Otro aspecto importante es el espiritual, que no tiene que estar relacionado con la religión sino también, por ejemplo, darse la oportunidad del auto-reconocimiento a partir del contacto con la naturaleza”.

Por eso, es de vital importancia, como señala Pepe Mujica en Frágil equilibrio, buscar el balance en otros aspectos de la vida, como cuánta importancia le damos a la competencia y cuánta a el cuidado personal y físico, a la salud, al bienestar emocional que proporciona la compañía de la familia y los amigos pues, innegablemente trabajar sin remuneración, así se de forma voluntaria, también se puede llamar esclavitud moderna.