Eduardo Galeano nació un 3 de septiembre de 1940; uno de los escritores más influyentes de la literatura latinoamericana y una de las voces más comprometidas con la memoria, la justicia y la dignidad de los pueblos. Su legado trasciende las fronteras de las letras para convertirse en una brújula ética y cultural que sigue iluminando a quienes buscan comprender el corazón de América Latina.

Eduardo Galeano, un cronista de la dignidad latinoamericana
Galeano fue mucho más que un escritor: fue un narrador de la vida misma. Desde Las venas abiertas de América Latina (1971), su obra emblemática que desnudó las heridas del colonialismo, la explotación y la desigualdad, hasta su trilogía Memoria del fuego (1982-1986), supo construir un vasto mosaico donde se entrelazan historia, poesía y política.
Su literatura está hecha de fragmentos que laten como fogonazos: relatos breves, cargados de metáforas y verdades, que invitan a pensar, sentir y actuar. Con ellos, nos recordó que la historia de los pueblos no es propiedad exclusiva de los vencedores, sino también de los olvidados y silenciados.

Obras que marcaron un continente
Entre sus libros más célebres se encuentran:
- Las venas abiertas de América Latina, texto fundamental de crítica al saqueo histórico del continente.
- Memoria del fuego, trilogía monumental que recupera cinco siglos de la historia de América desde una voz poética y plural.
- El libro de los abrazos (1989), donde pequeños relatos se convierten en destellos de ternura, ironía y rebeldía.
- Patas arriba: la escuela del mundo al revés (1998), una mirada crítica y pedagógica sobre las contradicciones del mundo contemporáneo.
Estas y muchas otras obras lo consolidaron como un escritor profundamente latinoamericano y universal a la vez.
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El fútbol como pasión y metáfora
Uno de los rasgos más entrañables de Galeano fue su amor por el fútbol. En El fútbol a sol y sombra (1995) convirtió la cancha en un espejo de la vida, narrando el deporte más popular del mundo con la misma fuerza lírica con la que abordó la historia y la política. Para él, el fútbol era alegría, pero también reflejo de injusticias, pasiones colectivas y sueños compartidos.

Un compromiso con la vida y la humanidad
Galeano nunca se desentendió de su tiempo. Exiliado durante las dictaduras de Uruguay y Argentina, hizo de la escritura un acto de resistencia. Denunció la violencia, el racismo, la explotación y el olvido, pero siempre con una voz que apostaba a la esperanza y al poder transformador de los pueblos.
En su obra late una certeza: que la humanidad es inseparable de la dignidad y de la vida misma. Sus palabras siguen siendo un faro en un mundo marcado por la desigualdad, recordándonos que no hay causa más justa que la de defender la memoria, la justicia y el derecho a soñar.
Galeano, hoy
Eduardo Galeano no fue solo un escritor: fue un sembrador de conciencia. En cada uno de sus libros dejó la invitación a mirar el mundo con ojos críticos, pero también con sensibilidad y ternura. En el aniversario de su natalicio, lo recordamos como alguien que supo, con palabras sencillas y potentes, devolvernos la certeza de que América Latina está hecha de historias vivas, y que el futuro todavía puede escribirse con justicia, dignidad y amor.