A medio mundo le gusta comenzar el día con una taza de café pero ¿cómo hemos llegado a engancharnos a excitante bebida y por qué fue considerada tan destructiva en Suecia o en Prusia como para ser prohibida? Big History nos lo cuenta en este capítulo.
Detrás de cada taza de café hay una larga historia que ha estimulado durante años al ser humano por su componente principal: la cafeína. La cafeína, que se encuentra en plantas de café, té y yerba mate, está calificada como una droga psicoactiva por contener un alcaloide orgánico que lo producen dichas plantas como autodefensa para alterar el sistema nervioso de sus depredadores. En los humanos pasa a ser un estimulante del sistema nervioso central, que al ser consumido llega al corazón haciéndolo palpitar más rápido, estrechando algunos vasos sanguíneos, conteniendo un efecto diurético e incluso afectando los niveles de dopamina haciendo que uno se sienta feliz.
Ahora bien, la estimulación de la cafeína en nuestro cuerpo también incluye nuestro cerebro. Su fórmula química contiene carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno, elementos que viajan a través del torrente sanguíneo y que demoran alrededor de cinco minutos para llegar a nuestro cerebro, momento en el cual combate con su antagonista, la adenosina, sustancia que en términos generales es la que hace que sintamos sueño. Todo esto resulta en que entre más café se tome más se va a necesitar, debido a que su uso a largo plazo hace que nuestro cerebro genere más adenosina.

Historia del café en Colombia
Se conocen como café los granos obtenidos de unas plantas tropicales llamadas cafetos, las cuales tienen casi 500 géneros y 6 mil especies. Su cultivo está ligado a la historia y al progreso de muchos países, entre ellos, el nuestro. Pero, cómo llega el preciado grano a nuestro país. Aquí un recuento breve de ésta historia.
En realidad no hay certeza de las condiciones en que el café llegó a nuestras tierras, algunas versiones señalan que fueron los jesuitas quienes lo trajeron en el siglo XVIII y otras que las semillas ingresaron a Nueva Granada desde Guyanas pasando por Venezuela y llegando al oriente de nuestro país.
La primera producción comercial se registró en Cúcuta, donde cuentan que el párroco Francisco Romero imponía en las penitencias a los feligreses el cultivo del café, evento que hizo que se propagara en otros lugares para sus posteriores cultivos en Cundinamarca, Antioquia y el viejo Caldas. Así, al pasar de los años, los hacendados encontraron grandes oportunidades para consolidar el café como producto de exportación donde Estados Unidos, Francia y Alemania se convirtieron en mercados muy atractivos y suficientemente consumistas como para impulsar la economía nacional.
