El mundo ha cambiado radicalmente desde el chispazo que dio origen a la comunicación digital hasta su desarrollo como la web 2.0 en la que navegamos ahora. Conoce cómo una pequeña decisión de mejorar las comunicaciones militares terminó siendo uno de los inventos tecnológicos más importantes de la humanidad.
El internet ofrece un espacio en donde la sociedad se relaciona de tal manera, que no importa la nacionalidad, sino las ideas, agrupando a un gran número de personas desde su individualidad.
Hoy en día sentimos casi natural el comunicarnos a través de un mensaje de WhatsApp o un “me gusta” en Facebook, pero hace más de 50 años no era tan fácil ni tan rápido. Muchas cosas tuvieron que pasar desde el punto de vista tecnológico y social para que existiera el internet tal como lo conocemos hoy en día.
Todas las especies usan los medios a su alcance para comunicarse, pero solo los humanos han ido más allá con la invención de diferentes medios de comunicación, intentado enviar mensajes cada vez más lejos y más rápido. Los griegos y los chinos crearon los primeros sistemas de alerta a larga distancia; después, la invención del telégrafo eléctrico de Samuel Morse en 1837 llevó las comunicaciones a una nueva era.
La radio fue el primer medio masivo de comunicación, permitiendo enviar un mensaje a millones de personas de forma gratuita, pero fue la invención del internet el avance tecnológico más trascendental del siglo XX y desde su creación ha evolucionado integrando otros medios de comunicación, cambiando así la forma en la que nos relacionamos como individuos y como sociedad.
Un poco de historia
Los inicios del internet se dan dentro de la iniciativa de un proyecto militar secreto adelantado por una agencia de los Estados Unidos llamada ARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados) iniciado en 1958 en respuesta al lanzamiento del primer satélite ruso: el Sputnick I.
En 1967, el científico informático Lawrence G. Roberts da inicio al proyecto conocido como ARPAnet. Este proyecto buscaba transmitir información de una computadora a otra a través de líneas telefónicas. Tras varios años de investigación y desarrollo, a principios de los 70 se crea un protocolo llamado TCP/IP que aumentó la seguridad de la información y aseguraba su entrega. La tecnología parece prometedora, pero los científicos buscaban aplicaciones prácticas para ella.
Después, Ray Tomlinson, un programador informático del proyecto ARPAnet, desarrolla e implementa el primer sistema de correo electrónico utilizando un símbolo que no está en el alfabeto para diferenciar entre el emisor y el receptor del mensaje. Ese símbolo es la arroba (@) y el primer mensaje que se envió fue: “QWERTYUIOP”, la primera línea del teclado.
Ya para 1983, ARPAnet se divide en dos: la parte militar que se conocería como Milnet y a la que solo tendría acceso el ejército americano, mientras que la otra parte de la red quedaría libre para el acceso de empresas e individuos. Este tipo de redes empiezan a multiplicarse e interconectarse por todo el mundo y aparece por primera vez el nombre “internet”.
Desafortunadamente todos estos avances eran muy poco útiles para la gente del común; era necesario saber de programación para poder utilizarlo y, para que una tecnología pueda masificarse, debe ser práctica, accesible e intuitiva para cualquier usuario.
Los hippies y el internet
Desde el inicio del proyecto la dimensión social fue muy importante. Aunque fue financiado por el ejército, el movimiento hippie tomó un rol protagónico.
El internet funcionaba bajo una lógica horizontal y descentralizada. Todas las páginas estaban en el mismo nivel y ninguna era más importante que otra dentro de la estructura. Esto fue gracias a los ideales de libertad de acción y de expresión que se popularizaron en la década de los 60 en California.
Esta mezcla de ideologías, tanto de izquierda como de derecha, rechazaba el control del Estado y la censura, dándole gran importancia a las libertades individuales, uno de los principios más importantes de la red. Bajo ese principio empiezan a nacer las primeras comunidades digitales.
El nacimiento de la triple doble u
Tim Berners-Lee, investigador de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), imaginó una red con una interfaz gráfica, que se utilizaría con un sistema de enlaces accesibles llamados “enlaces de hipertexto” y que reemplazarían la navegación entre páginas sin necesidad de utilizar líneas de códigos. Esto sería posible a través de un programa de edición con el que cualquiera podría crear su propio sitio en un sistema global.
El 6 de agosto de 1991 se publica la World Wide Web (www) e inicia la revolución. Se crean los protocolos HTTP y PTP junto con el lenguaje de programación HTML. En palabras más sencillas, se desarrolló internet como le conocemos hoy.
La explosión del internet y la web 2.0
Para hacerse una idea de la revolución desatada por Tim Berners-Lee, hay que tener en cuenta lo siguiente: cuando se inició el proyecto ARPAnet, existían alrededor de 1000 usuarios. Luego de la publicación del primer sitio web de la CERN en 1991, para el 94 existían alrededor de 2.000.000 de usuarios; en el año 2016 la cifra llegaba a 3.420.000.000 y en enero de 2018, el número de usuarios activos de internet es de 4.021.000.000.
Este crecimiento exponencial de la red está influenciado por la aparición de la web 2.0. El internet se vuelve técnicamente más complejo y operativamente más sencillo para los usuarios. Antes de la web 2.0, el internet era una plataforma unidireccional, donde el usuario solamente consumía contenido, pero ahora las reglas del juego han cambiado y también puede producirlo.
El término es utilizado por primera vez en 2004, pero surge con la creación de las redes sociales a finales de la década del 90. El gran cambio consiste en que se impuso un nuevo modelo de circulación de la información que entró a cuestionar la antigua jerarquía de emisor – receptor.
¿En qué consiste romper esta antigua jerarquía?
Las páginas web 2.0 buscan una interacción con los usuarios, en donde estos enriquezcan la producción del contenido aportando sus puntos de vista; el protagonismo lo toma el usuario y no el autor del contenido, generando un espacio multidireccional de participación en donde el usuario puede dejar su huella si así lo quiere.
La Web 2.0 habla de canales, y cada uno de estos tiene características, funciones y hasta públicos diferentes. Gracias a la integración de los teléfonos inteligentes con acceso a la web ahora es posible acceder a estos canales por medio de aplicaciones, pero principalmente el flujo de información se encuentra en una página web.
Al pensar en Web 2.0 casi automáticamente se hace una referencia mental a Wikipedia, Facebook, Twitter o YouTube, pues son de los sitios más populares, aunque hay muchos más canales por explorar, incluso de mayor efectividad según los intereses del usuario.
El internet y la red social, una mezcla poderosa
Más allá del avance tecnológico que representa el internet (web 2.0) y sus diferentes canales de comunicación, se ve un desarrollo de forma paralela al mundo real que a su vez se alimenta de esa misma realidad, con consecuencias sociales y políticas tangibles. Un ejemplo de esto es el impacto de las redes sociales en la Primavera Árabe.
Antes del internet, los medios de movilización social, eran limitados y fácilmente reprimidos por los regímenes autoritarios, pero en la actualidad los acontecimientos de la Primavera Árabe han demostrado que se está a puertas de una nueva era, una revolución digital que nunca hasta ahora había existido en la historia de la humanidad en relación con la capacidad de movilización de multitudes y poblaciones en torno a una sola idea y un solo principio.
Las revoluciones que se dieron en Túnez y Egipto han demostrado que la web se transforma en un campo de batalla en el que estos regímenes vieron el peligro de la web como un importante acelerador de levantamientos populares y un transmisor masivo, en este caso, de la revolución.
El internet se ha convertido en un fenómeno en donde día a día hay una relación más estrecha entre las problemáticas sociopolíticas, en donde se borran las fronteras y se maneja una integración intercultural, en donde no importan las naciones sino los ideales y en donde -desde la individualidad- se crean poderosos colectivos que transforman la interacción en el mundo material.