Imagen del documental Jaar, el lamento de las imágenes
04 / 12 / 2019

Las cinco críticas más mordaces del artista Alfredo Jaar


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
04 / 12 / 2019
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El artista chileno Alfredo Jaar llegó al reconocimiento por hacer del arte una forma explícita de resistencia frente a los acontecimientos que destruyen a la humanidad. Recuerda con nosotros algunos momentos exaltados por Jaar en sus obras.

Se dice que nadie es profeta en su tierra,y Alfredo Jaar no pegó con sus puestas artísticas en Chile. El artista, que se dio a conocer en Santiago de Chile con su puesta Estudios sobre la felicidad (1975), en la que con una serie de fotografías y encuestas manifestó el posible estado de ánimo de la población durante la dictadura de Augusto Pinochet, no tuvo más remedio que salir de su tierra natal hacia una de las capitales del mundo: Estados Unidos.

Fuente: Dirección de asuntos culturales de Chile.

Allí, Jaar encontró el espacio que estaba buscando y, tras una beca Fundación del Pacífico en 1982, el chileno encontró el espacio para desarrollar una trayectoria internacional que ha llevado sus instalaciones a los museos y espacios de arte más prestigiosos del mundo.

El estilo de Jaar combina la imagen, la fotografía, la música y la arquitectura y, a través de estas artes, propone instalaciones que buscan retomar y hacer relevancia sobre temas de importancia para la humanidad, como el abandono de África, los problemas económicos y de desigualdad producto del ordenamiento neoliberal (sin ningún control de la economía por parte de los estados) del capitalismo, entre muchos otros.

Tráiler del documental.

 

Pero la aparición de Jaar en Colombia no se limita al documental Jaar, el lamento de las imágenes (2017), que tendremos en la pantalla Señal Colombia, sino que ya en 2017 con la colaboración del Programa de Arte Contemporáneo de la Torre Colpatria y Babel Media Art hicieron con él una instalación masiva con las luces led de la emblemática torre capitalina.

Durante el 24 y 25 de noviembre de ese año la Torre Colpatria puso en sus paredes la obra A logo for América (Un logo para América), recordando a los ciudadanos que la visión norteamericana de país no se limita solo a sus fronteras, sino que, de alguna forma, se han tomado la atribución de adueñarse -así sea solamente de forma simbólica- de todo el continente poniendo un nombre paralelo e igual de aceptado para su país: “América”.

Jaar trabaja de esa forma sus instalaciones: a partir de la simbología establece una crítica mordaz a todo tipo de acontecimientos de la humanidad de los que no podemos sentirnos orgullosos: la explotación laboral, la desigualdad, el abandono de los más pobres, el racismo, la situación de los refugiados el totalitarismo de Estado, entre otros.

 

Cinco situaciones históricas exploradas por Jaar

A logo for America (Un logo para América)

Durante la década de 1980 un nuevo paradigma sobre la economía fue impulsado por varios jefes de estado, entre ellos el expresidente de Estados Unidos Ronald Reagan y la exprimera ministra de Inglaterra Margaret Thatcher, en la que se proponía el sistema económico conocido como neoliberalismo y que desencadenaría la privatización del estado.

Con este movimiento, Estados Unidos inició un agresivo plan de expansión comercial y económico hacia los demás países del continente, en el que incluso se llegó a interferir en las políticas de los estados suramericanos y derrocar sus gobernantes, como sucedió con Salvador Allende en el país natal de Jaar.

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La expansión económica se dio impulsada por la visión de Estados Unidos como el líder innato de la economía del continente y asegurándose, como si se tratara de todo un país, un segundo nombre para su nación: América. Esta visión no era nueva pues, desde la “doctrina Monroe”, se dictó que “América era solo para los americanos” y que cualquier injerencia de los europeos en este continente sería de la incumbencia – y protección- de los Estados Unidos, por lo que dicho país ya había dejado claro que si alguien iba a poner los puntos sobre las íes en este continente serían ellos y nadie más.
Por eso, Jaar pensó en una forma de aclararle a los estadounidenses que América es un continente y no un país con colonias a su alrededor, y así como en la Torre Colpatria, expuso en bombillos led del famoso Times Square de Nueva York la selección de tres imágenes en secuencia (a manera de video) que dejan claro que Estados Unidos no es América.

Imagen proyectada en diferentes países del mundo.

 

El video comienza con el texto This is not America (Esto no es América) sobre el croquis del mapa de Estados Unidos; luego le sigue el texto This is not the American flag (Esta no es la bandera americana) sobre la bandera estadounidense; y por último se posa el texto “AMERICA”, en el que la consonante “r” es reemplazada por el mapa del continente entero.

 

Gold in the morning (Oro en la mañana)

En 1986 Alfredo Jaar alcanzó la fama mundial cuando en la bienal de Venecia presentó su instalación Oro en la mañana, compuesta por una serie de fotografías realizadas en 1985 en las profundidades de una mina de oro en Brasil.

De acuerdo con Jaar, las fotografías tomadas en Serra Pelada, donde se ubicaba la mina, dan cuenta de la dureza excesiva del trabajo que hacen las personas en un mundo dividido por el “desarrollo”, las “economías emergentes” y el mundo “subdesarrollado”.

Mosaico de fotografías de la instalación.

 

Proyecto Ruanda

En 1994, en Ruanda, se gestó un genocidio en la que más de un millón de personas perdieron la vida.

Durante el genocidio, orquestado por el Gobierno de Hutus (uno de los tres grupos étnicos que viven en Burundí, el Congo y Ruanda), en el que se terminó con cerca del 75% de la población tutsi y también fueron asesinados hutus moderados u opositores al régimen de Habyarimana, presidente y líder del partido Frente Patriótico Ruandés, la ONU y los demás actores internacionales dejaron a su suerte el país, a pesar de que se sabía lo que ocurriría tras el asesinato de Habyarimana.

A partir de todo lo acontecido en 1994 y años previos, Jaar tomó como referencia dicho acontecimientos y combinó la fotografía, el cine y las instalaciones de luz para representar el horror del conflicto, así como las violencias que azotan los países del tercer mundo.

Fotografía de la instalación Proyecto Ruanda

 

De la misma forma, Jaar ha explorado los acontecimientos de otros países africanos con problemas como Angola y Nigeria.

En África me siento un testigo, un amigo, un observador crítico y solidario. África es un continente totalmente abandonado, de una riqueza extraordinaria, una gente bellísima, una cultura maravillosa. Y el mundo simplemente la ha abandonado por razones de racismo total.

Alfredo Jaar en entrevista para El País de España.

 

The sound of silence (el sonido del silencio)

En los anales históricos reposa una fotografía que le significó al fotógrafo Kevin Carter un premio Pulitzer y posteriormente su suicidio.

Se trata de una famosa imagen de un niño famélico durante la hambruna de Sudán en 1993, en la que se veía acechado por un buitre que, al parecer, estaba esperando a que el niño muriera para darse una comida con sus restos. La imagen, tan criticada como celebrada, fue un punto de inicio para la instalación El sonido del silencio, una de las más celebradas mundialmente del artista chileno y considerada una de las obras más influyentes del arte contemporáneo en las últimas décadas, pues cuestiona la imagen como forma de salvaguardar la memoria de los desastres humanos.


Es importante destacar que en 2017 Unicef volvió a declarar la hambruna en ese país.

Instalación el sonido del silencio de Jaar

 

The Marx Lounge (El salón de Marx)

Alfredo Jaar no teme a señalar a la forma en la que se maneja el capitalismo en el mundo como un problema contemporáneo al que debemos prestarle atención, precisamente por las situaciones que analiza en sus propuestas artísticas.

Por ello, Jaar presentó en 2010 su instalación El salón de Marx por primera vez en la Bienal de Liverpool, Inglaterra. Para la exposición, un gran espacio se transformó en una sala de lectura roja con sofás, lámparas de lectura y una gran mesa de lectura en la que se instaló una gran colección de más de 350 libros sobre temas como el marxismo, el capitalismo y el neoliberalismo, supuestamente con el fin de que los visitantes en las lecturas encontraran respuestas a la crisis financiera y a los problemas que el sistema capitalista está enfrentando.

Instalación "El salón de Marx"

¿Cuál es la visión del arte de jaar?

Al ingresar a la página oficial del artista, la web recibe a los usuarios con un cuestionamiento que alude a la función del arte: "Es difícil obtener noticias a partir de los poemas, aún así todos los días mueren miserablemente los humanos por falta de lo que se encuentra allí". Esta máxima se lee como un manifiesto del artista. La palabra allí, aludiendo a la poesía -y al arte en general-, queda escrita en letras rojas. Así ve al arte el artista chileno, quien dice que es a través del arte que se puede buscar el cambio a los conflictos humanos, pues las noticias incluso hacen parte del problema, por la escasa sensibilidad con la que se abordan los problemas de la humanidad.

Sin embargo, esta es una visión del arte muy personal del artista que, compartida o no por muchos, también podría llevarnos a discutir si el arte siempre debe aludir a conflictos humanos -como en el caso de jaar- sino también a situaciones internas, personales, y tal vez mucho menos relevantes para la totalidad de la humanidad pero sí para cada quien. Habría que preguntarnos cuál es nuestra visión sobre lo que significa el arte, o lo que representa hacer arte si, efectivamente, responde a las inquietudes de Jaar, o si hay otras formas de explorar el maravilloso mundo de la creación.

Imágenes tomadas de la página oficial del artista.