Medalla de oro de los olímpicos sostenida por una estatua ilustrada en la serie 'el efecto mariposa'
08 / 10 / 2019

¿Cómo nacieron los juegos olímpicos como los conocemos hoy?


Por David Jáuregui Sarmiento
David Jáuregui Sarmiento
08 / 10 / 2019
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La serie ‘El efecto Mariposa’ regresa a la pantalla de Señal Colombia con la historia de personajes y eventos que cambiaron radicalmente el curso de la humanidad. En ella podremos descubrir cómo el rock’n roll revolucionó la cultura mundial, cómo se dio el momento en el que la humanidad por fin llegó a la luna o cómo fue que los juegos olímpicos regresaron a la vida después de más de un milenio de olvido.

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Como en Señal Colombia también nos encantan los deportes, queremos contarte un poco más sobre el Barón Pierre de Coubertin, parte de la serie ‘El efecto mariposa’ y sin el que los juegos Olímpicos como los conocemos ahora no serían una realidad mundial.

Símbolo de los cinco aros de los juegos olímpicos erigido en el cielo

Imagen: fotograma de la serie documental 'El efecto mariposa'

En la víspera de la edición de 2020 en Japón de las competencias olímpicas, vale la pena recordar que aunque hoy en día el deporte y las disciplinas atléticas hacen parte de la cotidianidad en las sociedades modernas, en el pasado era una práctica de poca importancia en la vida social y que, además, era descartada porque no se conocía su utilidad.

Sin embargo, poco más de 100 años atrás, un barón francés llamado Pierre de Coubertin se dio a la titánica tarea de recorrer países y atravesar los mares para convencer al mundo de la importancia del deporte y el espíritu competitivo, tomando como referencia las antiguas olimpiadas griegas y su investigación en la pedagogía.

Coubertin, hijo de Luis de Coubertin, tenía en su destino una brillante carrera militar pero la desechó por su temperamento sensible y prefirió librar una batalla con la sociedad para convencerla de lo que para él era un punto fundamental para la pedagogía que regiría el siglo XX: la educación de la mente y el espíritu a través de la disciplina deportiva y la higiene personal.

Hoy es debido al tesón de este noble francés que más de 5.000 millones de personas se reúnen frente a pantallas de todo el mundo cada cuatro años para celebrar la humanidad en los Juegos Olímpicos. Además, los Juegos Olímpicos no solo han servido como escenario deportivo para todos los países participantes, sino que además han sido protagonistas de momentos clave de la historia moderna. 

Basta recordar, por ejemplo, el despliegue del “black power” frente a los ojos del mundo, la -irónicamente- afortunada primera transmisión de los primeros juegos olímpicos en televisión facilitada por la alemania Nazi, o el conflicto palestino-israelí que incluso hoy en día cobra víctimas a diario.

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¿Cómo logró Coubertin refundar los Juegos Olímpicos?

Como se explica en la serie ‘El efecto mariposa’, es a través de la perseverancia y las grandes ideas llevadas a cabo por hombres y mujeres que se registran los más grandes cambios en la humanidad. El caso de los Juegos Olímpicos modernos no es la excepción.

Para lograrlo, Coubertin primero tuvo que viajar a Inglaterra y Estados Unidos para dar con corrientes pedagógicas como el ‘Cristianismo muscular’, que le ayudaron a estructurar la idea de que el deporte es una excelente vía para fortalecer la educación, enfocándose en el autosacrificio, la disciplina y el cuidado del cuerpo.

Una vez había completó su proceso de investigación, Coubertin, convencido de que las disciplinas deportivas y el espíritu competitivo aportarían a los procesos pedagógicos y de formación de jóvenes y niños, el barón tuvo que luchar contra la creencia popular de aquella época que, en general, opinaba todo lo contrario.

Para lograrlo, el barón divulgó tanto como pudo estos métodos por toda Francia, para lo cual creó sociedades atléticas en los institutos educativos que con el tiempo se reunieron en la Union des sociétés françaises de sports athlétiques, una federación multideportiva francesa que por aquella época no tenía mucho alcance por fuera de París, la capital francesa. Además, el pedagogo se dio a la tarea de fundar la primera revista dedicada al deporte, la ‘Revue Athlétique’, con el fin de difundir el conocimiento deportivo. Con el tiempo logró que el gobierno francés accediera a incluirla en sus programas de la Exposición Universal de 1889.

Todos sus esfuerzos, sin embargo, tuvieron resistencia en su país natal, por lo que lograr convencer a otros países también hizo parte de su perseverancia por hacerlo una parte importante de la sociedad. Para ello, Coubertin viajó por todo el mundo hablando de paz y comprensión entre los hombres, así como de la unión, mezclándolo todo con la palabra Deporte en sus discursos. 

Tras años de trabajo logró que en la última sesión del Congreso Internacional de Educación Física que se celebró en la Universidad Sorbona de París, el 26 de junio de 1894, se instituyeran los Juegos Olímpicos. Aunque Coubertin había logrado en 1892 que en la reunión de la Unión Deportiva en París se presentara la idea de reinstaurar los Juegos Olímpicos, esta iniciativa había fracasado miserablemente.

Fue así que guiado por el entusiasmo y perseverancia de Coubertin, su idea se materializó en 1896. A estas primeras justas unos 750.000 espectadores presenciaron en el estadio Panathinaikos de Atenas los primeros Juegos Olímpicos de la nueva era con la participación de 241 atletas de 14 naciones.