Escribir sobre temas que nos generan pasiones a veces no resulta cómodo o fácil, y más con un tema tan sensible, que mueve tantas fibras como nos pasa con el fútbol Colombiano. Hoy quiero hacerlo como apasionado e hincha, lo hago para hablar sobre el malestar que genera el asunto cuando se cuestionan intereses entre los jugadores, las hinchadas, los directivos y hasta los títulos.
Para darles contexto, quiero que analicemos, una vez más, las siguientes declaraciones:
FINALISTAS DE UN CAMPEONATO MUNDIAL DE FÚTBOL DE LA FIFA… Ahí tienen sus “amateurs” pic.twitter.com/srGdQXp8lr
— Germán Arango (@germanarango1) October 26, 2022
Quiero aclarar que no se trata de emitir algún tipo de juicio, pero si es importante reflexionar sobre y analizar si ¿Son justas estas palabras si comparamos los resultados deportivos de los últimos años del mal catalogado “amateur” sobre el bien catalogado “profesional”.?
Un pequeño vistazo por la historia del fútbol femenino colombiano
El mal llamado fútbol “amateur” femenino colombiano ha demostrado que no se le ha dado la importancia que merece. Porque si hay algo para resaltarle a nuestras deportistas es el proceso que se ha tenido con su formación en todas sus categorías y que desde hace varios años nos han dado las mejores alegrías en el balompié nacional.
En 2017 se dio uno de los pasos más importantes en la historia no solo del fútbol femenino sino para las mujeres de nuestro país. Por primera vez el deporte insignia de Colombia tenía un torneo a nivel profesional donde varios de los mejores clubes del país tenían presencia con algunas de las jugadores que, durante años, habían reclamado este espacio.
Sin embargo, no hay que darle gracias a la organización del torneo que al final de cuentas cumplió con tener un torneo femenino digno para unas jugadoras que desde hace varios años venían pidiéndolo.
Muchos dirán que en 1998 empezaron a verse los frutos del proceso de las selecciones Colombia femeninas por allá en el Sudamericano de Mar del Plata. Luego, las grandes actuaciones en los Juegos Bolivarianos de 2005 o el Sudamericano de Chile en 2008, donde emergió la figura de Tatiana Ariza como una de las promesas del fútbol femenino nacional, fueron fundamentales para el despertar del fútbol femenino.
Uno de los mayores logros de esta generación llegó en los Bolivarianos de 2009 donde Colombia terminó en el primer lugar y de manera invicta. El 2010 sería uno de los años más importantes para las futbolistas colombianas y es que participar por primera vez en un Mundial Sub 20 y un segundo puesto en una Copa América no se dan todos los días y más para un fútbol como el nuestro, justo nueve años después de la Copa América que la Selección Colombia Masculina de mayores había logrado en 2001.
Las participaciones en el Mundial de Alemania, los Panamericanos de Guadalajara, los Olímpicos de Londres, el Mundial de Canadá en 2015 y los Juegos Olímpicos de Río 2016 son algunas de las citas en las que las mujeres de nuestro país han hecho presencia sin tener una liga profesional, sin recibir apoyo y sin contar con los recursos que los hombres en sus ligas profesionales y las selecciones de mayores han tenido durante estos años.
No se nos puede olvidar y pasar por alto que el Atlético Huila es campeón de una Copa Libertadores Femenina, mientras que América de Cali y Santa Fe fueron subcampeonas logrando llegar a la final del torneo al pasar por encima de equipos que tienen ligas profesionales femeninas con años de tradición.
Lo que nos enseñó el fútbol femenino “amateur”
Lo que nos ha enseñado es la resiliencia y la resistencia de unas mujeres que han visto cómo los directivos en sus sillas han tratado de demeritarlas y frustrarles sus sueños a través de lánguidas declaraciones machistas que han querido siempre restarle importancia a sus logros deportivos.
Valdrá siempre la pena resaltar la entrega y el sacrificio de estas mujeres que año tras año tienen que sufrir las inclemencias de una dirigencia que no es capaz de asegurarles un torneo doméstico de calidad que les permita seguir adelantando procesos de formación a un conglomerado de deportistas que solo piden oportunidades.
Y es que hasta a denunciar nos han enseñado. En 2019 las futbolistas Melissa Ortiz e Isabella Echeverri denunciaron las pobres y deplorables condiciones en las que las mujeres de la Selección Colombia Femenina tenía que asumir su carrera como futbolistas “profesionales” teniendo que asumir incluso los costos en los viajes para disputar algunos partidos:
Decidimos ser honestas con la realidad del futbol en nuestro país. Con una serie de videos queremos crear conciencia y conocimiento. Amamos a nuestro país y queremos que las cosas cambien para el bien de las mujeres futbolistas. ✊?@Isaeche11 #menosmiedomasfutbol #speakup pic.twitter.com/9U6gsLbpvu
— Melissa Ortiz (@MelissaMOrtiz) February 18, 2019
¿Qué pensará hoy el dueño del Deportes Tolima luego de recordar estas palabras alusivas al fútbol femenino al equipo de mujeres de su institución?:
"(...) eso anda mal. Eso no va a dar nada… ni económicamente ni nada de esas cosas. Aparte de los problemas que hay con las mujeres. Son más toma tragos que los hombres. Pa’ que vea los problemas, pregúntele a los del Huila cómo están de arrepentidos de haber sacado el título y haberle invertido tanta plata al equipo. Entonces, eso no es… Y fuera de eso (…) es un caldo de cultivo de lesbianismo tremendo”...
Lo cierto es que como dirían por ahí “duelale a quien le duela” la Selección Colombia Femenina en su categoría Sub17 va a jugar la final de un mundial, sí, de una Copa Mundial de Fútbol de la FIFA sin importar su categoría, dándole la posibilidad a Colombia de lo que podría ser el logro más importante en la historia de su fútbol, porque al final de cuentas y como diría un amigo “se dice fácil pero todavía no somos conscientes de lo que significa jugar la final de un mundial” y sí, es cierto, no lo sabemos.
Más allá de lo que pase el domingo tenemos que agradecerle no solo a Caicedo, Ortegón, Muñoz, Agudelo, Yoreli, Usme, Arias, Montoya, si no tambien a todas las jugadoras, cuerpos técnicos, asistentes, preparadores y utileros que han puesto su ladrillo para edificar lo que en muchos años ha sido el símbolo de amor puro y sincero por el deporte más popular del país. Gracias infinitas porque ya le dieron al fútbol de Colombia el logro más importante en su historia.
* Juan Sebastián Rojas Moreno es un periodista con amplia experiencia en cubrimiento de eventos deportivos que hace parte del equipo digital de Señal Colombia. Este texto es una columna de opinión que refleja el punto de vista únicamente de su autor y no necesariamente representa una opinión institucional de Señal Colombia o de RTVC Sistema de Medios Públicos.