El solsticio de verano es un fenómeno que ocurre durante el verano en cada hemisferio, justo cuando el Sol alcanza su posición más alta en el cielo.
Se presenta cuando el semieje del planeta (bien sea en el hemisferio norte o en el sur) está más inclinado hacia la estrella de su órbita. En el caso del planeta tierra esto ocurre dos veces al año: cuando el Sol alcanza su posición más alta en el cielo tanto en el polo norte o sur.
Así, el solsticio de verano ocurre durante el verano de cada hemisferio, y el solsticio de verano en el hemisferio norte se conoce como boreal, mientras que el del hemisferio sur se conoce como austral.
A lo largo de la historia el acontecimiento de este evento ha sido recibido de manera diferente por cada cultura, pero casi siempre ha sido celebrado de alguna forma, bien sea con ritos religiosos, manifestaciones culturales como fiestas, celebraciones a la fertilidad o simplemente con descansos prolongados.
El solsticio de verano ocurre entre el 21 y el 22 de diciembre de cada año, en el hemisferio sur, y entre el 20 y el 21 de junio, en el hemisferio norte.
¿Qué es el solsticio de verano?
Para comprender el fenómeno del solsticio de verano vale la pena indagar en su raíz semántica: el término solsticio proviene del latín sol, que desde luego alude al Sol y sistere que traduce "permanecer quieto".
Para que el Sol llegue a este punto exacto debe darse una inclinación precisa del eje norte-sur de la tierra a 23,4 grados hacia el Sol. Así, el día del solsticio de verano es el punto cuando la luz del día tiene el mayor período de luz, es decir, el día más largo del año.
Esto a excepción de las regiones polares, debido a que los círculos polares marcan las zonas de la tierra donde el Sol no se pone (en verano) o no sale (en invierno) durante 24 horas al menos una vez al año.
De esta manera durante el solsticio de junio, el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol que durante cualquier otro día del año, lo que implica que en el solsticio de junio el hemisferio norte vive el día más largo y la noche más corta del año.
En el hemisferio sur ocurre lo opuesto: junio trae el solsticio de invierno y el día más corto del año.
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Celebraciones y mitos
Desde el mundo antiguo el solsticio de verano ha sido recibido con especial entusiasmo, siendo reconocido y celebrado por muchas culturas de todo el planeta.
De acuerdo con la publicación especializada National Geographic, por ejemplo, los antiguos egipcios construyeron algunas de sus icónicas pirámides de forma tal que el Sol, visto desde la esfinge, se situase exactamente entre dos de pirámides en el solsticio de verano.
Otro ejemplo destacable, de acuerdo con la misma publicación, es el de la cultura Inca, la cual celebraba el solsticio con una ceremonia llamada Inti Raymi, celebración que incluía ofrendas de comida y sacrificios de animales e incluso de personas.
“Recientemente, los arqueólogos han descubierto restos de un observatorio astronómico en una ciudad maya enterrada en Guatemala, en la que los edificios estaban diseñados de modo que se alineaban con el Sol durante los solsticios. Durante esos días, la población de la ciudad se resguardaba en el observatorio para contemplar a su rey dando órdenes a los cielos” destaca la publicación.
Pero tal vez el más famoso de los ejemplos de la importancia del solsticio para los grupos humanos es el monumento de Stonehenge en Reino Unido, el cual ha sido asociado con los solsticios de verano e invierno durante más de 5.000 años.
Tal parece que los observadores en el centro de estas piedras pueden contemplar el amanecer del solsticio de verano sobre Heel Stone, ubicado justo en el exterior del círculo principal de Stonehenge.
En Colombia, por ejemplo, las celebraciones de San Juan y San Pedro tienen sus raíces en celebraciones paganas del solsticio que la iglesia católica institucionalizó y resignificó en celebraciones de San Juan Bautista, lo cual da cuenta que se trata de un fenómeno que ha tenido impacto en casi todas las culturas humanas.
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