Una de las bandas más icónicas, irreverentes y polarizantes del rock de finales de los noventa y comienzos de los 2000 está de regreso: Limp Bizkit se presentará en Bogotá, desatando la nostalgia y la energía de toda una generación que creció entre riffs pesados, gorras rojas y actitud sin filtros.
El regreso de la agrupación liderada por Fred Durst promete ser un viaje sonoro al corazón del Nu-Metal, un género que marcó a toda una época.
Limp Bizkit, la banda que dividió, pero nunca pasó desapercibida
Formada en Jacksonville, Florida, a mediados de los años 90, Limp Bizkit surgió como parte de una nueva ola del metal que se fusionaba con elementos del rap, el funk, el punk y la electrónica. Con discos como Three Dollar Bill, Yall$ (1997), Significant Other (1999) y Chocolate Starfish and the Hot Dog Flavored Water (2000), la banda no solo vendió millones de copias, sino que se convirtió en símbolo de una generación desencantada, sarcástica y ansiosa por romper moldes.
Pese a las críticas de muchos sectores del metal más tradicional, que los acusaban de ser más una banda de actitud que de virtuosismo, Limp Bizkit se consolidó como uno de los pilares del Nu-Metal, junto a Korn, Linkin Park y Deftones. Su capacidad para generar polémica fue tan efectiva como sus ganchos musicales: temas como “Break Stuff”, “My Way”, “Nookie” y su versión de “Faith” de George Michael, aún resuenan como himnos de rebeldía adolescente.
Un estilo inconfundible y una actitud irreverente
Fred Durst, con su icónica gorra roja y su presencia escénica cargada de sarcasmo, se convirtió en uno de los frontmen más reconocibles (y debatidos) del género. A su lado, Wes Borland aportó una estética extravagante y una guitarra versátil que oscilaba entre la distorsión industrial y los grooves pegajosos. Junto con DJ Lethal, Sam Rivers y John Otto, la banda construyó un sonido que, si bien no era para todos, sí fue inconfundible.
A lo largo de los años, Limp Bizkit ha sabido mantenerse fiel a su esencia: nunca han pedido permiso para ser lo que son y eso, paradójicamente, es lo que los ha mantenido vigentes. Su último álbum, Still Sucks (2021), fue recibido con entusiasmo por sus fans, demostrando que la banda aún tiene mucho que decir en medio de un panorama musical que ha cambiado radicalmente.
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Un regreso esperado por sus fans en Colombia
El regreso de Limp Bizkit a Bogotá no es solo un concierto: es un reencuentro con un momento clave de la cultura pop de finales del siglo XX. Para muchos, será revivir los días del MTV Total Request Live, de los pantalones anchos, del skate y de las letras que gritaban lo que otros no se atrevían. Para otros, será la oportunidad de descubrir en vivo a una banda que, más allá de la controversia, logró marcar un capítulo importante en la historia del rock moderno.

En una época donde los sonidos urbanos dominan los grandes escenarios, el regreso de bandas como Limp Bizkit también representa una reivindicación del legado del Nu-Metal, un género que canalizó las tensiones de toda una generación y que, pese a sus detractores, nunca ha desaparecido del todo.
Porque, al final, Limp Bizkit no es solo música: es una actitud. Y Bogotá está lista para recibirlos con los brazos (y los cuernos) bien en alto.