Manuel Zapata Olivella fue una de las voces más poderosas, críticas y visionarias de Colombia. Fue médico, antropólogo, folclorista, escritor y caminante incansable, nació el 17 de marzo de 1920 en Lorica, Córdoba y falleció en Bogotá el 19 de noviembre de 2004.
Es reconocido como el representante más importante de la literatura afrocolombiana y una figura clave para entender cómo se ha narrado y defendido la cultura negra y mestiza en nuestro país.
En 2020, el Ministerio de Cultura declaró el Año Manuel Zapata Olivella como un reconocimiento oficial de una obra que puso en el centro a los pueblos afrodescendientes, sus memorias, sus resistencias y sus maneras de habitar el mundo.
¿Quién fue Manuel Zapata Olivella?
Manuel Zapata Olivella nació en Lorica, Córdoba, y desde muy niño llegó a Cartagena. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Colombia y, a lo largo de su vida, ejerció como médico, antropólogo, folclorista y escritor. Ese cruce de saberes influyó en su forma de mirar la realidad: con rigor, pero también con una profunda sensibilidad social.
Entre las décadas de 1960 y 1970 dirigió la revista Letras Nacionales, un espacio desde el cual cuestionó la literatura hegemónica de su tiempo y llamó a los escritores a afirmarse en sus propias tradiciones, realidades y fuerzas creadoras. Para él, la literatura colombiana no podía seguir obedeciendo modelos externos ni ‘padrinazgos’ importados, ya que debía hablar con voz propia.
Además de ser escritor, Zapata Olivella fue investigador y divulgador:
- Recorrió América Central y parte de Estados Unidos entre 1943 y 1947, ejerciendo distintos oficios.
- Fue director técnico del Ballet de Danzas Folclóricas de su hermana, la coreógrafa Delia Zapata Olivella.
- Realizó investigaciones de etnomusicología en Indiana (Estados Unidos).
- Dictó conferencias sobre música colombiana en la Biblioteca de las Naciones Unidas en Nueva York y en universidades canadienses.
- Ejerció el periodismo y colaboró con múltiples revistas y publicaciones en Colombia y en el exterior.
Su vida fue la de alguien que no se conformó con observar: quiso comprender, documentar y transformar la realidad que lo rodeaba.

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Manuel Zapata Olivella y la literatura afrocolombiana
Desde sus primeras obras, Zapata Olivella abrió caminos en un territorio poco explorado: la sensibilidad negra en la narrativa latinoamericana. El escritor peruano Ciro Alegría, en el prólogo de Tierra mojada (1947), destacó que esta novela podía ser considerada como uno de los primeros brotes novelísticos de esa sensibilidad en América, y describió a Zapata como un caminante que avanzaba por “tierra inexplorada”.
Su obra narrativa se caracteriza por un equilibrio entre ficción, crítica histórica y social. No se limita a contar historias, sino que las cruza con procesos políticos, desigualdades, violencias y resistencias, sin perder la fuerza poética ni la construcción de personajes profundamente humanos.
Entre sus novelas más importantes se encuentran:
- Tierra mojada (1947)
- Pasión vagabunda (1948)
- La calle 10 (1960)
- Detrás del rostro (Premio Esso, 1962)
- Chambacú, corral de negros (laureada por la Casa de las Américas, 1963)
- En Chimá nace un santo (segundo premio Esso, 1961; primera mención Seix-Barral, 1962), llevada al cine como Santo en rebelión
- Changó, el gran putas (1983), considerada su obra cumbre
También publicó libros de cuentos como China 6 a.m. (1954), Cuentos de muerte y libertad (1961, laureado por Casa de las Américas), El cirujano de la selva (1962) y ¿Quién dio el fusil a Oswald? (1967), además de varias obras dramáticas.
En novelas como Chambacú, corral de negros, Zapata Olivella lleva al lector al corazón de barrios marginales como Chambacú, en Cartagena, fundado siglos atrás por esclavos. Allí, las historias de sus habitantes revelan cómo estas comunidades han sido históricamente explotadas, silenciadas y usadas incluso en guerras que no las representan. Ese cruce entre lo narrativo y lo crítico es uno de sus aportes fundamentales.
Changó, el gran putas: la gran epopeya de la diáspora africana
Durante veinte años, Zapata Olivella investigó y trabajó en la novela que muchos consideran su obra maestra: Changó, el gran putas. La historia de su escritura es tan poderosa como la obra misma, ya que, en busca de una solución poética, pasó una noche desnudo en una de las oscuras bóvedas de la isla Goré, en Senegal, antigua prisión donde eran recluidos africanos esclavizados antes de ser embarcados hacia América.
La novela es una gran epopeya que cubre quinientos años de historia y que el autor construye desde lo que llamó “realismo mítico”.
En ella recupera los dioses tutelares y la cosmovisión de la religión yoruba, incorpora proverbios, trabalenguas, cuentos de hadas y canciones de la tradición africana, recorre las hazañas de los héroes negros en las revoluciones americanas, muestra cómo los pueblos afro no “impusieron” nada, sino que contagiaron su baile, sensualidad, comida y lenguaje.
El profesor Darío Henao Restrepo explica que la obra se sostiene en el principio filosófico del muntu, una concepción del ser humano que incluye a vivos y muertos, animales, vegetales, minerales y objetos, unidos por una misma fuerza espiritual.
Pensar desde el mestizaje: la palabra como acto político
En sus reflexiones autobiográficas, Zapata Olivella se define como un “escritor que aspira a ser libre” y reivindica su identidad mestiza como punto de partida. Rechaza la idea de una literatura destinada a agradar a los “colonizadores de ayer y de hoy” y defiende que la cultura y la literatura no pueden ser dictadas desde las metrópolis colonizadoras.
Para él, la literatura no se reduce al mundo de los letrados, incluye la creación colectiva de analfabetos y letrados, adultos y niños, hombres y mujeres, sabios y profanos.
Su escritura parte de experiencias vividas junto a campesinos, obreros, comunidades indígenas y afrodescendientes, migrantes y trabajadores explotados en distintos países de América.
La medicina, la antropología, la literatura y la “cátedra libre” fueron, para él, formas complementarias de una misma misión: sembrar, desalinear y combatir toda clase de injusticias.
El legado de Manuel Zapata Olivella para Colombia y la cultura
Manuel Zapata Olivella es una figura central de la literatura afrocolombiana y uno de los primeros en llevar la sensibilidad negra a la novela en América.
Construyó un equilibrio entre ficción e historia, entre lo narrativo y lo crítico, que hizo posible contar las experiencias afrodescendientes y populares desde dentro, no como objeto de observación externa.
Defendió la idea de una literatura que parte de la realidad mestiza, las tradiciones propias y las luchas de los pueblos, y no de modelos impuestos.
Su voz y su trabajo para visibilizar otras literaturas regionales fueron fundamentales para que la narrativa colombiana se abriera a otros caminos.
Por todo esto, su obra sigue siendo un punto de referencia para pensar la identidad, el racismo, la colonialidad, el mestizaje y el papel de la cultura como espacio de resistencia.


