¿Cómo se inspiran los que viven de escribir?, ¿será muy diferente el proceso para escribir un libro que para escribir un guión o una canción? Revisamos cómo es el proceso de construir historias con letras.
Cualquiera puede escribir, pero para hacerlo bien se requiere de distintos tipos de técnicas relativas a la trama, a la perspectiva narrativa, al estilo, al tema, al carácter y al género; que si se estudian y aprenden podríamos contar buenas historias.
Pero antes de poner los dedos sobre un teclado o tomar papel y lápiz, hay un paso previo que tiene un carácter misterioso e incluso podría decirse que sobrenatural; esto es la inspiración. Cuando un contador de historias se inspira, hace que lo que se escriba sea especial y profundo, logrando generar una conexión con el lector y eso va más allá de una técnica correcta.
Por eso en Señal Colombia nos preguntamos: ¿Cómo se inspiran los que viven entre letras?
Para saberlo investigamos qué pensaba nuestro Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, sobre la inspiración. Además, hablamos con el escritor y guionista, Carlos Franco Esguerra, y con Gabriel Arregocés Barros, compositor vallenato; personas que viven de escribir y que con sus experiencias pueden aclarar un poco este proceso creativo.
En 1982 cuando se realizaba el rodaje de Eréndida, película basada en el cuento de Gabriel García Márquez La increíble y triste historia de la Cándida Eréndida y de su abuela desalmada, el sistema de medios públicos de España (RTVE) se contactó con Gabo y le realizó una entrevista donde hablaron del Premio Nobel, entre otros temas.
En el transcurso de la entrevista, el entrevistador le pregunta si el proceso de escribir es difícil o un placer. A lo que él responde: “Es un placer cuando se logra lo que los románticos llaman la inspiración… se establece siempre una tensión entre el tema y el autor; el tema se defiende y el autor lo busca y entonces hay un momento en que se coincide totalmente, cuando el autor establece una relación muy estrecha con el tema; entonces todo empieza a fluir con una gran facilidad eso es lo que yo llamo la inspiración. cuando se llega a ese punto no hay nada en este mundo, ni un placer más grande que el de escribir. ahora llegar a ese punto es siempre difícil.”
Aunque Gabo tenía un concepto muy definido respecto a lo que es la inspiración para él, hay que tener presente que siempre será un proceso íntimo, en donde la observación, el estar atento a su entorno siempre será un factor importante. “...yo soy simplemente un observador de la realidad nuestra, una realidad para la cual tengo una sensibilidad especial, por eso me cuesta mucho trabajo salirme de mi mundo, porque yo tengo una sensibilidad especial para este mundo en que nací y es con esa sensibilidad con la que yo trabajo. Me niego a salir de ella, no tengo porque salir de ella, me ha ido muy bien con ella”.
Conversando con el guionista Carlos Franco, se notó este punto en común con el novelista, y lo complementa: “Sé que esto sucede cuando uno está en una disposición particular, cuando uno está abierto a ser un canal para contar historias es que eso puede suceder, sino no ocurriría. Si uno estuviera simplemente inmerso en la vida cotidiana como un protagonista más, pues probablemente no ocurriría, pero cuando tu estas un poco como observador de la vida, como espía de la vida, como voyeur allí; eso empieza a suceder y entonces en los momentos más inesperados tienes una idea para una historia. Y generalmente esas ideas que llegan de esa forma misteriosa como que se clavan, se inoculan en la mente de uno; en el alma de uno y encuentran la forma, un poco como un virus, de entrar al sistema de uno y reproducirse, de aumentarse hasta el punto que ya no las puedes evadir y tienes que escribirlas, tienes que afrontarlas y escribirlas…”
Además de esa posición de observador que hay que tener frente a lo que lo rodea, hay un momento idóneo, el cual no se puede escoger, en donde las condiciones se dan para que el proceso creativo inicie y lo que se escribe tenga un significado.
Gabriel Arregocés, compositor, cree que “…el momento no es obligado… Lo chévere es cuando la canción le sale a uno, cuando la canción le nace a uno, cuando está la verdadera musa allí en su momento”.
Durante la conversación, el compositor comentó sobre su percepción de la composición de letras vallenatas como un oficio literario, diciendo que “...donde hay rimas y donde hay un sentido descriptivo a través de palabras, ya eso es literatura. Las canciones llevan rimas, llevan descripciones; el que está despechado, describe porque le dolió, porque le duele. El que está enamorado dice que es lo que le gusta o describe por qué le gusta esa persona. Cuando es a la naturaleza, empiezas a describir el sentimiento que genera esa naturaleza, y todo eso está incluido en la literatura”.
Las letras vallenatas fueron reconocidas como literatura por Gabriel García Márquez en múltiples ocasiones. En una crónica que realizó sobre Leandro Díaz, uno de los más grandes compositores del folclor vallenato, se refirió a él de la siguiente manera: “...La semana pasada, cuando lo oí cantar otra vez después de casi 20 años, y me envolvió con la belleza de La diosa coronada -que no sólo es su canción más hermosa sino una nota muy alta de nuestra poesía-, tuve la sensación de haber entrado por primera vez en el ámbito prohibido de la leyenda”.
Y es que más que generar divisiones entre una forma u otra, hay que apreciarlas como representaciones variadas y enriquecedoras de expresión.
Carlos Franco, además escribir guiones, hace cuentos cortos y nos comentó que “con respecto a la diferencia entre la literatura (entendida como escritura de novelas o cuentos) y el relato audiovisual, yo más que tener una bifurcación es como una retroalimentación, un diálogo; a mí el cine me llevó a literatura y la literatura me lleva de vuelta al cine. mi literatura es cinematográfica. mis guiones tienen elementos muy literarios o poéticos; vivo en un perfecto diálogo entre literatura y cine. Finalmente, uno siempre está contando historias, pero por supuesto que no es lo mismo escribir un guión a escribir un cuento. El guión es un paso intermedio, el guión es algo que desaparece. Tienes que ser consciente que siempre estás escribiendo para un director, para un fotógrafo, para un equipo de producción audiovisual. En cambio en la literatura el escritor es el rey, es el dueño de todo; es el fotógrafo, es el director y allí puedes de alguna manera hacer lo que quieras, de alguna forma eres libre; eres tu propio creador, dueño, amo y señor. De todas maneras, como yo vengo del cine, yo vengo del guión. Mis cuentos tienden a ser a veces como pequeñas películas de alguna forma, narradas de forma literaria, pero muy cinematográfica”.
Se puede entender entonces que la inspiración se da a través de una serie de condiciones que hacen sentir cómodo al escritor para que logre transmitir lo que a través de los sentidos experimentó en un momento particular y que, por medio de una habilidad descriptiva del lenguaje, logra transmitir a otros los sentimientos que en su momento vivió.
De cualquier forma, esas condiciones que facilitan el proceso de creación son muy personales y particulares, y en ese sentido la inspiración sigue siendo un misterio.