El ritmo de pérdida de bosques se ha reducido en comparación con décadas anteriores, pero aún así el planeta continúa perdiendo más de 10 millones de hectáreas por año, especialmente en la Amazonía.
Según el más reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la deforestación mundial se ha desacelerado en los últimos años, aunque el ritmo de pérdida sigue siendo “demasiado alto” para garantizar el equilibrio ambiental que necesita la Tierra.
De acuerdo con la Evaluación de los Recursos Forestales Mundiales 2025, la pérdida neta de bosques, que incluye las nuevas plantaciones, fue de 4,12 millones de hectáreas por año entre 2015 y 2025. Aunque esta cifra representa una mejora frente a las décadas de 1990 y 2000, cuando la deforestación triplicaba ese ritmo, el planeta continúa perdiendo más de 10,9 millones de hectáreas de bosque al año, el equivalente a 12 kilómetros cuadrados destruidos cada hora.
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Deforestación mundial: la Amazonía, el corazón en riesgo
La mayor parte de la deforestación mundial ocurre en las zonas tropicales, que concentran el 88% de la pérdida forestal mundial. Entre ellas, la Amazonía sigue siendo el epicentro de la preocupación global, allí, la expansión de la frontera agrícola y los incendios provocados por la actividad humana ejercen una presión constante sobre los ecosistemas más diversos del planeta.
Brasil, que alberga el 12 % de los bosques del mundo, concentra el 70 % de la pérdida neta global, con una media de 2,94 millones de hectáreas taladas cada año. Sin embargo, el país también muestra señales de recuperación. La FAO destacó que el ritmo de deforestación brasileño se redujo casi a la mitad en comparación con la última década del siglo XX, en parte gracias a las políticas ambientales impulsadas por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
En 2023, la Amazonía registró una desaceleración de los incendios y un incremento en las medidas de protección forestal, mientras que en 2024 los bosques tropicales vírgenes sufrieron un repunte sin precedentes desde 2002, de acuerdo con el observatorio Global Forest Watch.
El desafío de conservar lo que nos queda
Actualmente, los bosques cubren 4.140 millones de hectáreas, es decir, el 32 % de las tierras emergidas del planeta. Cinco países concentran más de la mitad de esta riqueza natural: Rusia, Brasil, Canadá, Estados Unidos y China.
La FAO insiste en que los bosques no solo son reservas de vida y biodiversidad, sino también reguladores esenciales del clima y del agua. “Constituyen el hábitat de gran parte de la biodiversidad del planeta, ayudan a regular los ciclos globales del carbono y del agua, y pueden reducir los riesgos e impactos de las sequías, la desertificación, la erosión del suelo y las inundaciones”, explicó el director general del organismo, Qu Dongyu.
La organización reconoce los esfuerzos de países como Brasil, que propondrá en la próxima COP30, a celebrarse en noviembre en Belém, la creación de un Fondo para los Bosques Tropicales (TFFF). Este mecanismo busca financiar estrategias de protección frente a las presiones económicas que impulsan la tala y los incendios ilegales.
Un llamado urgente
A pesar de los avances, la FAO alerta que la deforestación mundial sigue ocurriendo a un ritmo incompatible con los compromisos internacionales de mitigación del cambio climático. Cada árbol perdido representa no solo la pérdida de un ecosistema, sino también de una fuente de oxígeno, agua y estabilidad para millones de especies, incluida la humana.
El informe es claro: desacelerar no basta. El reto ahora es detener la destrucción y restaurar los bosques que el planeta necesita para sobrevivir.