A propósito de las conmemoraciones relacionadas con el Bicentenario de la gesta libertadora, hablamos con Martha Lux, Ph. D en historia, editora general de la facultad de ciencias sociales y editora de la revista de estudios sociales de la Universidad de los Andes, sobre cómo la representación de las mujeres que cuenta la historia no ha hecho justicia a la importancia que tuvieron en el desarrollo de la independencia.
El estudio de la historia de la independencia ha permitido investigar aspectos de los que no se hablaba en el pasado, como por ejemplo que las mujeres también vivieron un proceso paralelo de rebeldía a algunos cánones tradicionales.
"Se pensaba que en las familias la mujeres seguían las tendencias políticas de sus familiares masculinos, como padres y hermanos, pero en esa época empezó a ser desafiado. Las mujeres también se unieron a trabajar en actividades como la preparación ilegal de aguardiente, para financiar la revolución, todo eso en la clandestinidad", explicó la historiadora.
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Pero también pasaban cosas que muestran las dificultades del momento. "Revisando la documentación sobre Antonio Nariño, se encontró una carta del 19 de septiembre de 1816, cuando el prócer se encontraba prisionero en las cárceles españolas. En ella, Nariño buscaba acogerse al perdón real para los reos de insurrección, que se había anunciado con motivo del nuevo matrimonio del rey".
Con este tipo de ejemplos encontramos que posiciones que creíamos estaban talladas en piedra, en realidad respondían a las fuerzas cambiantes, al oleaje de la revolución. "Se vivía una ambigüedad en la que se mueven los individuos, cuando no hay una fuerza que realmente prime y se declare vencedora", afirma la experta.
Mujeres fusiladas
En la época de la independencia, desafiar el poder era un asunto de vida o muerte y la corona no dudó en fusilar por traición decenas de mujeres que hacían parte integral de la revolución, pero que la literatura, incluso la propia de la revolución, fue alterando hacia la figura tradicional de la mujer.
Martha Lux asegura que "desde los primeros años de la República se produjo una paradoja que fue alimentada por los líderes republicanos. Por una parte, se incitaba a las mujeres a adherirse y defender la causa independentista; por otra, sus acciones continuaban siendo vistas y reflejadas desde el imaginario colonial patriarcal fundado en un catolicismo estricto".
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La guerra de independencia les permitió desbordar los espacios de comercio y de negocios que ellas ya ocupaban que, bajo el influjo de la guerra, se convirtieron en ambientes de tertulia y discusión política a favor de uno u otro de los bandos en conflicto. Lugares como chicherías, tiendas y otros de convivencia, donde las mujeres ejercían oficios, se transformaron en espacios para construir redes, divulgar discursos políticos y tramar estrategias militares.
Representación pictórica de Policarpa Salavarrieta.
Entonces, la mujer participó por igual en la conversión de los espacios en lugares de discusión y reclamación política, lo cual abrió la posibilidad a muchas de ellas para que incursionaran en los espacios de opinión y de decisión.
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Por ello, la historia puede recordar nombres como Eulalia Salvis, espía cucuteña para los republicanos; Ignacia Granados, quien sirvió de mensajera entre las guerrillas patriotas que combatían a los hombres de la corona en la clandestinidad, o María Josefa Lizarralde, quien a pesar de ser española apoyó la rebelión patriota.
Todo contó para airar a la campaña independentista, incluso valientes aportes transgresores como el que cometió Carlota Armero en Mariquita, cuando se negó a casarse con un español alegando que "prefería morir antes que casarse con tiranos". Por ello, Armero también fue fusilada, pues cuando el poder del tirano arrecia cobra las vidas de quienes se atreven a hablar.
A continuación el listado de mujeres fusiladas por la corona española acusadas de cargos contra los colonos. Este listado es producto de la investigación de la historiadora de la Universidad de los Andes, Martha Lux.
