Palestina atraviesa actualmente una crisis humanitaria y, en medio de esta tragedia, cientos de artistas, músicos, actores y colectivos culturales de todo el mundo han decidido alzar la voz contra la violencia y expresar su solidaridad con el pueblo palestino, impulsando un movimiento sin precedentes que denuncia injusticias y promueve acciones simbólicas y concretas.

Palestina como símbolo de resistencia: la respuesta del mundo artístico
La situación actual de Palestina, marcada por denuncias de genocidio y graves vulneraciones de derechos humanos, ha despertado un profundo movimiento de solidaridad internacional. Figuras del cine, la música y las artes escénicas han utilizado su voz pública para visibilizar la tragedia y exigir justicia. Entre ellos destacan Javier Bardem, Pedro Pascal, Mark Ruffalo, Emma Stone, Riz Ahmed, Joaquin Phoenix, Cillian Murphy y Penélope Cruz, quienes han pedido un alto al fuego y apoyo humanitario para las víctimas palestinas.
En el ámbito musical, artistas como Billie Eilish, Roger Waters y Annie Lennox también han denunciado públicamente los abusos, buscando que el debate internacional no se desvíe del sufrimiento de miles de civiles en Gaza y Cisjordania.

“Musikariak Palestinarekin”: cuando la música se convierte en protesta
Uno de los gestos de solidaridad más contundentes ha surgido desde Euskadi, en España, donde 162 artistas decidieron retirar su música de Spotify bajo la consigna “Musikariak Palestinarekin” (“Músicos con Palestina”). Entre los nombres principales se encuentran Fermín Muguruza, La Furia, Jon Maia y Lide Hernando.
El movimiento nació tras conocerse las inversiones multimillonarias del fundador de Spotify, Daniel Ek, en empresas vinculadas al desarrollo de tecnología militar para Israel. Inversiones que sobrepasaban los 700 millones de dólares. Frente a ello, los artistas declararon:
Sabiendo que para Spotify no somos nadie, queremos fomentar esa misma premisa en la dirección contraria: que Spotify no sea nada para nosotros.
Este gesto se ha convertido en un símbolo de rechazo a la financiarización de la guerra y al papel que, directa o indirectamente, pueden desempeñar las corporaciones tecnológicas

Más allá de la música: lo simbólico como forma de protesta
Estas demostraciones de apoyo no se limitan a la palabra o al arte: son actos políticos con repercusiones concretas. Al retirar su música de plataformas globales o al manifestarse públicamente, estos artistas no solo transmiten empatía, sino que afectan estructuras culturales y económicas que perciben como cómplices del conflicto.
Músicos y artistas internacionales
- Lowkey, rapero británico, ha apoyado durante años iniciativas de ayuda humanitaria en Gaza y es una de las voces más influyentes del movimiento BDS.
- La banda Bob Vylan ha denunciado públicamente el poder militar y económico detrás del conflicto.
- Serj Tankian, vocalista de System of a Down, ha encabezado campañas para recaudar fondos destinados a organizaciones médicas palestinas.
Colectivos culturales y artísticos
- Writers Against the War on Gaza (WAWOG), un colectivo de escritores y académicos, ha reunido miles de firmas exigiendo un alto al fuego.
- Artistas Visuales por Palestina, un movimiento internacional que promueve boicots culturales a instituciones que apoyan a Israel.
- Grupos de cineastas han bloqueado festivales y convocado lecturas públicas de testimonios palestinos.
Movimientos estudiantiles y universitarios
Las universidades también se han convertido en escenarios clave para la solidaridad con Palestina:
- Campus de EE. UU. como Harvard, NYU o Columbia han organizado acampadas estudiantiles.
- Facultades de artes y humanidades en Francia, Reino Unido y Alemania han impulsado pronunciamientos colectivos y boicots académicos.
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Palestina y la fuerza de la cultura como resistencia
La causa de Palestina ha logrado unir a artistas, actores, escritores, músicos y colectivos culturales que han decidido no ser espectadores silenciosos. Desde declaraciones mediáticas hasta renuncias a plataformas globales, cada gesto se suma a un movimiento que exige justicia, dignidad y un alto al fuego inmediato.
En un mundo donde las voces influyentes pueden mover conciencias, las manifestaciones artísticas se han convertido en un acto político: un recordatorio de que la solidaridad también es una forma de resistencia.


