Santa Marta será el epicentro de la música y el arte durante la Gran Muestra Cultural del País de la Belleza el próximo 8 de noviembre y la IV Cumbre CELAC–UE (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) los días 9 y 10 de noviembre.
Esta ciudad se caracteriza por su gastronomía, ya que a través de los platos típicos de Santa Marta es posible conocer su historia de resistencia y memoria.
Cada plato típico del Magdalena guarda en su sabor el eco de los pueblos que habitan el Caribe: indígenas, africanos y europeos que, con fuego, coco, guineo y mar, moldearon una identidad gastronómica.
Por eso, mientras la música une a los pueblos desde la Playa El Rodadero, aquí te presentamos cinco platos emblemáticos de Santa Marta que también hacen parte de esa celebración por la vida, la diversidad y la belleza.
Lee también → RTVC transmitirá la Gran Muestra Cultural del País de la Belleza en Santa Marta
5 platos típicos de Santa Marta
1. Cayeye: el alma del desayuno samario
El cayeye es, sin exagerar, un símbolo del Magdalena. Su preparación comienza con guineo verde cocido, que luego se machaca hasta obtener una textura cremosa. Se mezcla con hogao, un sofrito caribeño hecho a base de tomate, cebolla, ajo y pimentón, se le añade mantequilla y queso costeño rallado, y se sirve humeante, con huevo, carne o chicharrón.
Este plato tiene una profunda raíz cultural, ya que nació de la mezcla entre las tradiciones africanas del pilón (machacar alimentos) y los ingredientes nativos del trópico.

2. Arepa de huevo: la joya dorada del Caribe
La arepa de huevo es una institución costeña. Dorada, crujiente y rebosante de sabor, combina lo simple con lo divino: masa de maíz frita rellena con un huevo entero que se cocina dentro, logrando una textura suave y un centro suave.
Se vende en esquinas, playas y carreteras; es el desayuno rápido del trabajador, el antojo del turista, el aroma que flota en las calles cuando el aceite hierve al amanecer.
Se suele acompañar con suero costeño, ají casero o salsa rosada, y aunque su origen exacto se disputa entre Cartagena y Barranquilla, Santa Marta también la hace suya a su manera.

3. Carimañola: el bocado que abraza la tradición
Hecha con masa de yuca cocida y triturada, la carimañola es una fritura que guarda una historia de migración y adaptación.
Rellena de queso costeño, carne o chorizo, y frita hasta quedar dorada, es una muestra del ingenio del Caribe, donde nada se desperdicia y todo se transforma.
Se suele servir como desayuno o merienda, acompañada de café o suero, y es protagonista de vitrinas locales junto a empanadas y buñuelos.

4. Pescado frito con patacón y arroz de coco: el sabor del mar en un plato
Si hay un plato que define a Santa Marta es este. Una mojarra, pargo rojo o róbalo recién sacado del mar, frito hasta quedar crujiente, servido con patacones aplastados, arroz cocinado en leche de coco, ensalada y limón.
Es el sabor del litoral en su máxima expresión: el salitre, la brisa y el sonido del oleaje transformados en almuerzo.
Comer este plato frente al mar, en El Rodadero, Taganga o Playa Blanca, es entender la esencia samaria: una vida que gira en torno al agua, la pesca y la comunidad.

5. Coctel de mariscos: frescura del Caribe servida en copa
El coctel de mariscos, o el ceviche de camarón, es la versión costeña de la frescura absoluta. Se prepara con camarones, calamar, pulpo u otros frutos del mar marinados en limón, ajo, cebolla morada, ají y salsa rosada. A veces se le añade aguacate y plátano frito, logrando un contraste perfecto entre acidez, dulzura y textura.
Servido frío, es ideal para el clima samario y se disfruta tanto en restaurantes de playa como en puestos populares.

Lee también → Señal Colombia es el medio oficial de la IV Cumbre CELAC–UE en Santa Marta
Santa Marta: un territorio donde la cultura también se come
Así como la Gran Muestra Cultural del País de la Belleza celebra la música, la danza y el arte, los platos típicos de Santa Marta celebran su identidad.
Probar el cayeye, la carimañola o el pescado frito es ser partícipe de una memoria colectiva, la misma que inspira canciones, versos y fiestas.
En cada receta, Santa Marta honra su historia: el encuentro entre pueblos, el sabor del mar y la calidez de su gente.


